Mi temporada de entrenamiento 2021 empezó en diciembre, y con él, una excelente planificación con sus objetivos, ciclos diferentes de entrenamiento, evaluaciones y competiciones. Todo ello integrando diferentes sesiones de entrenamiento de fuerza, resistencia y reforzado por unos buenos hábitos alimenticios. Sobre el papel, es un “plan perfecto”, pero la realidad es más difícil, y una serie de contratiempos acaban por deshacer el “plan perfecto”: días de lluvia, imprevistos que me impiden entrenar, competiciones que desaparecen del calendario, comer alimentos malsanos…

¿Te ha pasado? A mí me pasa frecuentemente.

¿Y qué hago al respecto? Pues durante muchos años, enfadarme, estresarme e incluso acabar por abandonar el plan. Hoy ya no pienso igual, no intento entrenar de manera perfecta, sino hacerlo de manera digna y equilibrada con todos los quehaceres de mi ajetreada vida diaria.

Por ello, os presento a uno de mis “enemigos” más poderoso: el perfeccionismo. Y no, no existe el plan perfecto, no hay métodos de entrenamiento perfectos, no hay dietas perfectas, solo tenemos que escoger los hábitos saludables más apoyados por la evidencia científica, comprobar si vamos cumpliendo nuestros objetivos o no, y corregir y mejorar el plan si hace falta.

Por ello, voy a compartir contigo varias ideas que me han sido muy útiles para superar este enemigo.

“Lo mejor es enemigo de lo bueno”. Voltaire

Esta frase me ronda por la cabeza constantemente cuando pienso que “cuál sería el plan de entrenamiento perfecto para…” y cosas similares. Durante muchos años me ha angustiado no estar haciendo o enseñando ese súper plan, por lo que me lanzaba a hacer toneladas de cursos, leer libros, ver vídeos…y al final no ponía en práctica nada, el llamado “parálisis por análisis”.

Cuando esta idea me ronda la cabeza, saco mi frase de Voltaire y sigo mi plan tal y cómo está, sin presiones, sin darle demasiadas vueltas. La observación consciente de lo que voy haciendo y la comprobación de objetivos ya me darán la información suficiente de por dónde debo de aprender y mejorar. Y cuando detecto una debilidad, es el momento de buscar la solución con cursos, libros, opinión de expertos…

“Mejor hecho que perfecto”

Esta frase esta muy relacionada con lo anterior, pero enfatiza el hecho de que hay que superar el “parálisis por análisis” y ponerse manos a la obra ahora mismo, sin esperar ningún momento perfecto.

También nos sirve para esas desastrosas semanas donde solo he hecho la mitad de mis entrenamientos, ya sea por tener que cumplir con otras obligaciones, ya sea porque la “procrastinación” (postergar las tareas pendientes perdiendo el tiempo) me ha dominado y he acabado pegado a una pantalla o porque me ha podido la gula y me he inflado a patatas fritas y chocolate (sí, me ha pasado).

En estos días desastrosos, es que cuando hay que repetirse esta frase, y darse cuenta que aunque el plan ya no sea perfecto, si retomamos y reestructuramos nuestro plan, es muy posible que consigamos nuestros objetivos.

Herramienta “A o B”. Luis Tejedor

Esta herramienta del psicólogo más social y seductor que conozco, también nos puede servir para el caso anterior.

Cuando estoy en una disyuntiva a la hora de entrenar o escoger mi alimentación, pienso en dos opciones, A o B, explicándome la A con las consecuencias más negativas que se me ocurran; y la B, todo lo contrario, con las consecuencias más positivas.

Por ejemplo, si esta semana solo he entrenado un día y mi plan era de tres, puedo decirme: “O abandono mi plan, engordo, mi salud empeora y me empieza a doler todo; o retomo mi plan, empiezo a perder peso, ganar fuerza y consigo una salud de hierro”. Yo creo que va a ser imposible que no elijas la segunda opción.

La ley de Pareto 80/20

Esta curiosa ley nos dice que el 80% de tus resultados los conseguirás con el 20% de tu tiempo. Es decir, se puede conseguir un rendimiento más que digno con muy poco tiempo de entrenamiento, pero si buscas la perfección, te ocupará todo tu tiempo.

En el caso del entrenamiento y la alimentación, a menos que seas un deportista de élite buscando resultados, y con recursos económicos suficientes para poder dedicarse solo a esto, no hace falta que llegues a esos extremos. Entrena, cuídate, come bien, pero recuerda que la vida también es estar con tus amigos y familia, viajar o saber estar con uno mismo sin hacer nada.

Reírse de uno mismo

Otra herramienta poderosa es saber reírse de uno mismo, con ingenio y amor propio, pero riendo a mandíbula batiente si hace falta. ¿Tienes defectos o errores graves? No pasa nada, casi todo tiene solución en esta vida, y piensa en qué buena historia le contarás a tus amigos, siempre con un tono de humor.

Me acuerdo cuando era adolescente de entrar al campo de baloncesto a competir, y estar tan nervioso que intentaba tirar a mi propia canasta…y fallaba. O no hace mucho en un Campeonato de España de Raids – Carreras de Aventura, donde a pocos metros de la meta me caí casi de cabeza y acabé con la brújula destrozada. O un error tonto orientando que me hace perder mucho tiempo de carrera…

¿Qué hago? ¿Me enfado? Mejor sería si te rieras de ti mismo, y luego más fríamente analizaras qué ha pasado.

Aprender de los errores

Como maestro de Educación Física en Primaria veo día a día el miedo a equivocarse de mis alumnos y alumnas, miedo a la corrección, a una mala cara, a que los demás se rían…

Parece que no somos capaces de transmitir que equivocarse forma parte del proceso de aprendizaje, y que si me quedo paralizado sin hacerlo, seguro que no aprenderé.

Llevo un año aprendiendo los movimientos olímpicos de la Halterofilia, y sigo haciendo decenas de errores. Pero no me desanimo, los asumo, aprendo de las correcciones y lo sigo intentando. Un año después, sigo equivocándome, pero he aprendido, y cada vez mi técnica mejora más y más.

Mi hombro lesionado me falla y la sentadilla de arrancada sale torcida, ¿voy a perder mi sonrisa por esto?

Conclusión

Espero que estas frases y herramientas te sirvan para superar ese afán de perfeccionismo que tenemos muchas y muchos. Te evitarás muchos enfados y malos momentos, te perdonarás más a menudo y volverás a entrenar con las mismas ganas, sabiendo que tienes mucho que ganar cada vez que te pones en acción.

El plan perfecto no existe, lo que existe es la perseverancia, saber caer y volver a levantarse. Quítate el polvo y vuelve a intentarlo.