Cuando pienso en mi promoción como Educador Físico especializado en Aventura, me veo escribiendo crónicas en las que gano todas las carreras, como el Raidaran Adventure Race 2023, por mi gran preparación, y entonces miles de personas empiezan a escribirme para que las entrenen. Y eso es muy ridículo, ser un gran corredor de aventura no implica ser un buen entrenador y viceversa. Yo sigo mi propio proceso de aprendizaje, potencio mis virtudes, trabajo mis defectos, y con este proceso que no tiene fin, mantengo una vida plena conforme a mis valores. Esta es una crónica de derrota, pero también de aprendizaje y superación.

El Raidaran es una carrera de aventura de expedición que este año 2023 cumple su quinta edición. En esta edición la carrera ha formado parte del primer circuito ARWS European Circuit. Viendo la dureza de sus recorridos, gracias a los terrenos pirenaicos de la Val d’Aran, esta carrera tiene el potencial de ser la futura sede de un Campeonato del Mundo ARWS.

Sus terrenos son extremadamente desnivelados, salvajes, duros, pero cuando levantas la cabeza, puedes quedar asombrado de la cruda belleza de estos paisajes de alta montaña.

Para mí, que llevo desde 2009 corriendo carreras de Aventura de entre 8 y 24 horas, ha sido darme cuenta que las Carreras de Aventura de Expedición son un deporte a parte, con otra logística, otros ritmos y otra filosofía. Pasamos de modalidades “rápidas” a eventos donde tienes dos horas entre PC y PC.

La falta de experiencia como competidor en estas distancias me acabó pasando factura.

Meses previos

En diciembre ya tenía equipo, por lo que me estructuré mi planificación deportiva 2023 entorno a esta prueba, con un pico de forma previo en el CERA (Campeonato de España de Raids de Aventura), y un ciclo de septiembre a noviembre donde esperaba competir en un par más de raids.

Empecé la temporada con molestias en la fascia plantar y en medio de la mejora de mis dolores de ciática y lumbares. La cosa no empezaba bien, pero gracias a todo el trabajo de estabilización de caderas y tobillos previo a mis entrenamientos, he podido superar con creces unos dolores que estaban limitando mi rendimiento.

Por lo demás, el proceso de entrenamiento en cuanto a Fuerza, Intensidad o Volumen ha ido por una línea de mejora constante. A esto hay que sumar que el mes previo a la carrera me cogió de vacaciones, por lo que estaba más descansado y disponible para entrenar, llegando a picos de volumen de 25 horas.

En cuanto a técnica, he introducido el entrenamiento de remo con un packraft, he probado todo el material que iba a llevar en carrera y navegado con mapa y brújula todo lo posible. Echando la vista atrás, me ha faltado entrenar más técnica de mountain bike (mucho, mucho más) o incluso de trekking (no me aclaro con los bastones). No llegué a hacer nada de barranquismo y solo hice una Vía Ferrata las semanas previas a la carrera.

Logística antes de la carrera

Un aspecto que cambia totalmente de una carrera de aventura de menos de 24 horas a una de Expedición es la logística.

En estas carreras se pide mucho material, y al ser la organización la que hace la asistencia, tienes espacio y peso limitado. En este caso la organización se encargaba de llevar la Caja A (que usé para trekking, equipaje largo de bici y ferrata); Caja B (con material de bicicleta) y Agua (con material para barranco y rafting).

Desde casa me repartí el material en diversas mochilas (las de 100 litros son especialmente recomendables) y eso facilitó las cosas a la hora de juntar el material con mis compañeros.

He aprendido mucho observando a otros equipos más expertos, como mis compañeros de Club de Raidermania, con lonas sintéticas para poner en el suelo el material, bolsas de zip de 5 litros para aislar y comprimir la ropa… Por lo que ya solo este aspecto del raid es totalmente enriquecedor.

Empieza el Raid, sección 1

Nos fuimos a la zona de salida en la población aranesa de Les, donde se nos entregó los mapas de las secciones 2 a 9. Nos dieron una hora para estudiarlos. Yo pensaba que tardaría más en marcarlos, acostumbrado a que en carreras más cortas parece haber más PCs y más estratégicos, pero lo hicimos bastante rápido. Preví que tardaríamos bastante entre PC y PC, y decidimos asegurar y marcar los caminos más evidentes en cada tramo. Cuando veía diferentes alternativas, las marcaba con diferente color para estudiarlo sobre el terreno.

Acto seguido, se dio la salida para completar una orientación específica urbana que nos llevaría unos 40′.

Empezamos picando las balizas urbanas alrededor del río y desde ahí fuimos subiendo a las que estaban en las sendas del este para encaminarnos a la Transición1 (TA1).

Muchos equipos prefirieron subir primero a las ruinas de la 32, bajar al pueblo, rodear el río y conectar con la 35, entiendo que porque los mapas se dieron más arriba del triángulo de salida y no querían bajar para luego subir.

El tramo más confuso para mí fue entre la 32 y la 35, ya que acabamos bajando demasiado y teniendo que relocalizarme en una senda entre dos carreteras.

Acto seguido, enfilamos los últimos controles y acabamos en la TA1, donde nos pusimos los neoprenos, listos para la sección 2 de rafting.

Sección 2: Rafting

El calor apretaba mientras llegábamos al Cámping Cauarca para ponernos los neoprenos. Una vez preparados, transportamos nuestra bolsa de agua y nos fuimos al punto de entrada al río Garona.

El ambiente era frenético, los equipos se colaban donde podían para poder empezar cuanto antes el tramo del río. Una vez podimos coger nuestro remo, casco y chaleco, conseguimos un raft para nosotros tres solos y pasamos una hora muy divertida y relajada, superando unos pocos rápidos que nos hicieron gritar y reír un rato.

El calor era sofocante y me pasé mucho rato mojándome con el agua fresca del río.

Una vez en la TA2, se acababa la relajación, empezaba la cara más dura del Raidaran Adventure Race 2023.

Sección 3: Trekking

Empezaba una sección muy larga en el que mis previsiones estaban en aproximadamente 16 horas de recorrido. Finalmente hicimos unas 19 horas y 30′, creo que acusé falta de experiencia navegando largas distancias (especialmente en alta montaña) además, cometí un error grave, me quedé sin agua en el PC 4, por lo que estuve unas 4 horas sin poder comer ni beber.

No todo es negativo, ya que aunque no fui del todo eficiente como el Euskalraid (el equipo con el que voy a comparar mi navegación), nos mantuvimos en carrera superando las horas nocturnas, el frío, la lluvia y la niebla.

Tramo TA1- CP1

Una vez salimos de la TA1, bajamos paralelos por la carretera hasta un cruce con la carretera nacional que nos dejaba dos opciones:

  • izquierda: con conexión directa con la senda que pasaba por el cementerio
  • derecha: un camino más claro, pero sin conexión directa.

Pensamos irnos por la derecha, esperando progresar más rápido, pero acabamos haciendo un error de paralelo garrafal, que nos supuso un gran gasto energético (era una progresión por roca suelta) y por lo menos una hora de pérdida de tiempo.

En la imagen, podéis comparar el trazado de mi equipo (de rosa), con el del Euskalraid (de azul).

Salimos al camino principal un poco despistados, pero fuimos cogiendo ritmo buscando el cruce que nos llevaría a la PC1. Yo estaba convencido de ir por el camino correcto, pero, una vez más, había cometido un error de paralelo y estaba en la senda más al oeste. Suerte que supimos detectar el barranco que nos sirvió de punto de ataque para llegar a la baliza.

Como vemos en la imagen, Euskalraid sí que supo detectar el desvío que les llevó directamente a la PC1.

La diferencia entre un equipo campeón y uno del montón es la eficiencia en la técnica, en este caso tanto de la navegación como de trekking.

Tramo CP1-CP4

El tramo PC1 – PC2 fue bastante bien y sin sobresaltos, parece que conseguí meterme más en el mapa y ya me sentía más tranquilo y confiado.

Siempre me ha costado “meterme en el mapa” al inicio de cada sección, acostumbrarte a sus características, ritmos… y a que en los primeros instantes de muchas secciones es donde nos cruzamos con poblaciones o inicios de senda que pueden llegar a confundirnos.

Para acceder a la zona cresteada que íbamos a recorrer por muchos kilómetros había que superar un gran desnivel, que los equipos de arriba decidieron superarlo yendo directamente por el barranco que conectaba con el camino superior. Nosotros, en cambio, preferimos dar un pequeño rodeo y superar el desnivel más progresivamente.

Honestamente, no creo que ahorráramos ni tiempo ni energía en esta decisión, pero sobre el terreno nos pareció buena idea.

En el PC3 tocó hacer cambio a la ropa larga, pues la noche empezaba a caer y con él la visibilidad y la temperatura. Estoy más que satisfecho con la ropa y el frontal que llevé, pues me ayudaron a que el recorrido fuera más cómodo y sin limitaciones de visibilidad.

Hasta el PC4 no tuvimos ninguna dificultad y el ritmo era bueno, pero una vez en la baliza, me di cuenta de que mi agua se había acabado y que solo me quedaban algunos bidones de isotónico.

¿No dijo la organización que podíamos recargar agua hasta el PC3? Pues se me olvidó, y este error grave supuso un ritmo más lento y menor capacidad de decisión, al no poder comer y beber todo lo que el cuerpo pedía.

Tramo PC4-PC5: ineficiencias…

No sé si fue por la falta de agua, pero mi cabeza ya no funcionaba tan clara como antes y empezamos a tener pequeños errores, de esos que te van haciendo perder minutos y energía de más. Por eso me encanta revisar la carrera y ver cómo los equipos top no ceden ni un metro de más.

Así, se puede ver cómo mi equipo iba coronando todas las cimas después del PC4 y el Euskalraid bajaba un poco por el oeste para evitar ese exceso de esfuerzo.

Creo que estábamos demasiado centrados buscando el camino marcado en el mapa, mientras los vascos se dedicaban a no ganar ni perder demasiada altura. Mientras nosotros a alrededor de los 2000 metros, ellos se mantuvieron casi geométricamente en la curva de los 1900, mucho que aprender de estos fueras de serie.

Hasta el siguiente collado importante, el de Fontfreda, seguimos enlazando cimas, hasta el punto que tener que dar marcha atrás al collado anterior para poder avanzar, ya que la bajada era demasiado accidentada.

Parece lógico pensar que si el collado está a 1900 metros de altura, sería bueno mantenernos a esa altura hasta llegar a un punto de ataque tan importante.

Y desde aquí atacamos a la PC5 y aquí tuvimos un error típico de navegación nocturna: la cima estaba más lejos de lo que pensábamos, y confundimos Era Montanheta con el Tuc de Pujastó.

El cansancio, la sed y el hambre empezaban a afectarnos, pero estuvimos atentos al terreno y pudimos corregir nuestro error más adelanten.

La bajada al camino principal resultó complicada, pero éramos varios equipos en la zona, aspecto que me ayudó a tomar decisiones y facilitó mucho la navegación.

Al tocar el camino principal nos topamos con un riachuelo y pudimos recargar nuestros depósitos de agua, vi la luz después de horas de sufrimiento.

PC5 – PC6: baliza perdida

Recuperándonos por fin con abundante agua y comida, nos esperaba la segunda acometida de la sección después de la carretera, donde nos encontramos a personas de la organización dándonos ánimos.

Nos tomamos el ascenso con calma, yendo por camino, prefiriendo hacer más distancia con un desnivel más progresivo. Aprovechamos para comer y beber, pero otro invitado llegó a la fiesta: empezó a llover y apareció la niebla.

Después de un duro ascenso desde el refugio que había en el collado, llegamos al Tuc d’Aubars y aquí tuvimos otro error gravísimo: confundimos una piedra de la frontera con Francia con el punto más alto de la cima, cuando realmente estaba unos metros más arriba.

Realmente mi cabeza no estaba funcionando bien, y esto demuestra cómo me queda mucho por recorrer como navegador de cara a ser más competente en este deporte.

Tramo PC6 – TA2: se hizo la luz

Durante la bajada buscando el collado que atacaría el PC7 vería uno de los espectáculos más hermosos que he visto en mi vida en Pirineos, un amanecer salvaje, lleno de nubes bajas. Una vez la noche quitó su manto, todo eran picos, crestas, valles… Habíamos sobrevivido a una noche pirenaica y aquí teníamos nuestro regalo.

A partir de aquí la navegación fue más sencilla, aunque pensé que la PC7 estaba más cerca, y realmente faltaba la última dura subida. A partir de aquí, ya todo fue bajada, con la única dificultad física de sobrecargar las piernas con un descenso que fue largo.

Sección 4: BTT y abandono

Una vez en la TA2, decidimos parar un par de horas, dormir y reiniciar nuestra marcha.

Nos levantamos de nuestro descanso bastante desanimados, me molestaba un poco los hombros (creo que no llevaba bien la puesta la mochila), pero decidí calentar comida liofilizada y animar al equipo a seguir. Parece que funcionó y nos pusimos manos a la obra. Yo solo quería llegar a hacer el barranco y la sección de meta, lo demás ya no me importaba.

En nuestro camino a Bossòst, donde iniciaba el camino a la Mina Victòria, me crucé con una senda técnica y muy resbalosa donde me sentí muy inútil con la bici. No podía montar y solo me animaba saber que duraría poco. Maca y José iban mucho más fluidos que yo y sentía que se desesperaban.

Salía a la luz uno de mis principales miedos: ser un obstáculo en la bicicleta para el equipo. Había entrenado muchísimo esta parte y ahora no me sentía nada competente.

Una vez calmados los ánimos, empezamos el ascenso a la Mina, pero aquí tuve mi último y trágico error: iniciamos el ascenso por una senda cuando más adelante había un camino, mucho más rápido y menos desnivelado. Al ver la exigencia técnica y física del ascenso, decidimos bajar los brazos y abandonar.

Sé que voy a consumirme pensando qué hubiera pasado si hubiera elegido el camino antes que la senda, ¿nos habríamos animado y hubiéramos llegado a meta? Nunca lo sabremos.

Conclusiones y aprendizajes

Venía a esta carrera muy confiado y pensando que iba a completar el recorrido largo de la carrera, y la realidad me dio un buen bofetón: físicamente iba muy bien pero salió a la luz mis deficiencias navegando largas distancias y durante muchísimas horas en condiciones adversas.

Como decía el legendario entrenador Matveiev: “El mejor rendimiento personal se suele conseguir entre la décima y decimocuarta competición”. Y para mi ha sido la primera Carrera de Aventura de Expedición, aun queda mucho camino por recorrer.

Para acabar, me recuerdo a mí mismo lo que he aprendido en esta carrera:

  • Navega a través de curvas de nivel, no busques caminos.
  • Busca caminar a la altura del collado si no necesitas subir a la cima.
  • Encarga a un miembro del equipo la gestión de la comida y el agua. El navegador tiene que navegar, y a veces se olvida de lo demás.
  • Entrena el trekking con bastones y avanza de manera más ligera y eficiente.
  • Haz entrenamientos con mochila cargada como en competición.
  • Mejora la técnica de BTT, mucho, mucho más.
  • ¿Quieres seguir haciendo el recorrido? Ve a una transición y busca otros equipos rezagados y pregunta si los puedes acompañar, haz los PCs que te apetezcan.

Me voy de Val d’Aran con una sensación agridulce, sabiendo que he demostrado todo lo que tengo dentro. Hay que recordar que los aspectos técnicos son un factor limitante, y que sin un gran manejo de la navegación, el trekking o la BTT, centrarnos en mejorar las condiciones físicas va a tener mucho menor efecto en el rendimiento.

Voy a dedicar los próximos meses a mejorar mi técnica, y seguiremos adquiriendo experiencia en todas las carreras de aventura que pueda. ¿Nos vemos en la siguiente?